El Señor lo llamó a reparar la Iglesia que está en ruinas. Él nos enseña, en su oración por la paz, a reparar poniendo el bien donde hay mal.
“Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como víctima viva, santa y agradable a Dios. Éste es el culto espiritual que debe ofrecerse. No tomen como modelo a este mundo, por el contrario, transfórmense interiormente, renovando su mentalidad a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que agrada, lo perfecto.” Romanos 12, 1.
Meditó los misterios de la Sagrada Pasión, fue alma reparadora, alma víctima del Sagrado Corazón de Jesús.